Esta semana continuamos con la familia de las coles. Una variedad poco conocida, de producción local y muy interesante de la que creemos importante poder hablar. Estamos hablando de la col brotonera, también llamada espigalls.
Su nombre viene dado por la lógica ya que estamos ante una verdura que se caracteriza por el consumo de sus brotes tiernos e inflorescencias.
La col brotonera parece ser el ancestro de las tan conocidas coliflor y brócoli. Fue muy apreciada durante el Imperio romano (de hecho aún hoy es muy conocida en Italia), y se ha continuado cultivando y consumiendo de forma local e incluso familiar en diferentes puntos de nuestro país.
A la hora de cocinar esta hortaliza podemos hacerlo de forma tradicional, ligeramente hervida. Durante no mucho tiempo, para evitar la pérdida excesiva de nutrientes. También se puede preparar al vapor, salteada, en wok, se puede preparar un rico puré o utilizarla como ingrediente para la elaboración de otros platos como puede ser una paella vegetal, con pasta, sobre una pizza… Las opciones son múltiples.
A nivel nutricional podemos compararla con el brócoli. Rica en Potasio y pobre en Sodio. Condiciones interesantes por su efecto diurético. Alto en Calcio y Magnesio, minerales importantes, no tan solo a nivel óseo, también para la contracción muscular.
Entre las vitaminas, destacan el Ácido fólico y la vitamina C. La primera es característica de las hortalizas de hoja verde, importante en la producción de ADN y el correcto desarrollo del feto, entre otras funciones. La vitamina C tiene acción antioxidante, tiene función antibacteriana y puede ayudar a reducir la aparición de afecciones cardiovasculares, además de ayudar a la cicatrización de las heridas y a la absorción de hierro no hemo de los alimentos.
Nos encontramos, pues, ante un producto de proximidad que se merece un lugar en nuestra cesta de la compra.